Las mascarillas con filtro y válvula y las mascarillas higiénicas

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El uso de mascarillas sigue siendo a día de hoy recomendable, de hecho es obligatorio para entrar en espacios públicos como tiendas, bares, etc. 

Las mascarillas evitan los contagios de una forma muy eficaz, si además del uso habitual de mascarilla tenemos en cuenta otras medidas de seguridad, como la distancia social o el lavado de manos, estaremos protegiendo nuestra salud y la salud de las personas que tenemos alrededor. 

Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las mascarillas protegen de la misma manera, de hecho, existen mascarillas que por sus características, no deberían utilizarse durante este período.

En esta ocasión vamos a analizar el uso de las mascarillas con filtro y válvula y sus diferencias con las mascarillas higiénicas.

Las mascarillas con filtro y válvula y su uso

La mayoría de las mascarillas con filtro y válvula se utilizan en entornos laborales, como un EPI destinado a proteger las vías respiratorias. 

Estas mascarillas son adecuadas para personas que trabajan con polvo en suspensión, materiales químicos y en general, entornos que pueden presentar partículas nocivas para el organismo.

Sin embargo, su uso frente al coronavirus ha sido desaconsejado por las autoridades sanitarias de todo el mundo, de hecho, en muchos espacios públicos está prohibido acceder con una de estas mascarillas.

El problema que presentan las mascarillas con filtro y válvula, también conocidas como mascarillas FFP 2 y FFP 3, es que el filtro deja pasar gérmenes y otros elementos hacia el exterior, esto quiere decir que, en caso de que este tipo de mascarilla esté siendo utilizada por una persona contagiada, es posible que los gérmenes salgan hacia el exterior mediante el hueco que ocupa el filtro. 

El uso de mascarillas higiénicas

Las mascarillas higiénicas no disponen de válvula exterior, precisamente por eso son más seguras que las anteriores. La mascarilla actúa como una barrera completa entre la persona que la lleva y el exterior, y por tanto, es muy difícil que se produzca un contagio. 

Protegiendo tanto la boca como la nariz, impedimos que los gérmenes se expandan, y además protegemos las vías respiratorias ante posibles contagios. 

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